El tomate es la baya comestible de la planta Solanum lycopersicum L. que pertenece a la familia de las Solanáceas. Es una planta perenne herbácea, que puede ser de tipo rastrero, semi erecta o erecta y cuyo hábito de crecimiento puede ser determinado o indeterminado. Se cultiva ya sea al aire libre o en invernaderos y su consumo puede ser en fresco o destinado a la agroindustria
Polinización natural
Sus flores hermafroditas de color amarillo se ordenan en inflorescencias. La antera de una flor de tomate tiene la forma de un cono estaminal hueco alrededor del estilo, con el polen producido en su interior, en lugar de sobre la superficie, arrojando muy poco polen sin algún tipo de movimiento externo inducido. El abejorro proporciona frecuencias vibratorias para liberar los granos de polen a través de su técnica de “polinización por zumbido” de la que carecen las abejas melíferas. En entornos al aire libre, el viento y los animales proporcionan movimiento suficiente, pero en invernaderos e interiores, en donde existen condiciones limitantes de temperatura, intensidad lumínica y alta humedad relativa que aglutina los granos de polen e impide su desprendimiento desde los estambres, se afecta la fecundación de las flores disminuyendo el número de frutos. Es aquí donde el abejorro cumple un gran papel.
Plagas y enfermedades
El enfoque multifacético de BioBee para el manejo integrado de plagas (MIP) emplea múltiples estrategias para lograr reducir las poblaciones de insectos a niveles tolerables. Además de la liberación gradual de insectos benéficos específicos sobre el hospedero, BioBee se enfoca en promover el uso racional de los métodos químicos, fomentando en los agricultores el monitoreo y el uso de pesticidas selectivos “de menor toxicidad”. Esta estrategia ayuda a los agricultores a dejar de usar productos químicos “de mayor toxicidad y amplio espectro”, que son peligrosos para la población humana y el medio ambiente, además de tener residuos de mayor persistencia.
El uso conjunto de estas estrategias junto con un manejo cultural adecuado, ha demostrado favorecer el rendimiento de los cultivos comerciales incrementando, como resultado, las ganancias para el productor.
Gracias al aporte que BioBee hace a través de sus programas de control plagas, los clientes pueden cumplir con la estricta legislación Europea, de EE. UU., Japón y otros países con respecto a los LMR (Límites máximos de residuos), así como también los requisitos de GAP (Buenas Prácticas Agrícolas), incluido GLOBAL GAP (un estándar voluntario requerido por muchas cadenas de supermercados en Europa). De este modo, Los productos cultivados con BioBee requieren un uso mínimo de pesticidas.
El personal de BioBee está ampliamente capacitado en el reconocimiento de plagas y sus enemigos naturales, así como en el monitoreo de insectos través de su biología y comportamiento, trabajando directamente con los productores para implementar un programa MIP a la medida que satisfaga sus necesidades específicas. Este programa personalizado se implementa con éxito bajo la supervisión y orientación continua del personal de BioBee.