La sandía (Citrullus lanatus var. lanatus) es una especie herbácea, monoica originaria de África y pertenece a la familia Cucurbitáceae. Es una planta rastrera con presencia de zarcillos y que produce como fruto una falsa baya de gran tamaño, de forma redondeada o alargada, con distintos colores de piel en tonalidades verdes y colores de pulpa desde rosa, roja o amarilla.
Polinización natural
Las flores de la sandía son de gran tamaño, amarillas, solitarias, pedunculadas, axilares y monoicas. Las flores masculinas predominan al inicio de la temporada; las femeninas se desarrollan más tarde y tienen ovarios inferiores. Por esta razón la polinización cruzada favorece la producción de frutos. Se puede lograr la polinización de sandías cultivadas en túneles e invernaderos a mano. Sin embargo, los abejorros son polinizadores extremadamente efectivos en el ahorro de tiempo y dinero. Esto incrementa el rendimiento y además produce frutos con mayor número de semillas, mayor calibre y mejor forma. Los abejorros tienen una orientación visual superior a la de las abejas melíferas, lo que les permite polinizar en interiores. La polinización natural no solo es extremadamente efectiva, sino que también aumenta el rendimiento y la calidad de la fruta.
Los abejorros no almacenan miel como la abeja melífera, por lo cual deben alimentarse diariamente y trabajan muy rápido (4 veces más rápido que la abeja melífera), lo cual significa que visitan muchas más flores en un momento dado.
Los abejorros son muy grandes (el doble del tamaño de la abeja melífera) y poseen más vellos, por lo que cada visita a la flor provoca una polinización efectiva.
Plagas y enfermedades
El enfoque multifacético de BioBee para el manejo integrado de plagas (MIP) emplea múltiples estrategias para lograr reducir las poblaciones de insectos a niveles tolerables. Además de la liberación gradual de insectos benéficos específicos sobre el hospedero, BioBee se enfoca en promover el uso racional de los métodos químicos, fomentando en los agricultores el monitoreo y el uso de pesticidas selectivos “de menor toxicidad”. Esta estrategia ayuda a los agricultores a dejar de usar productos químicos “de mayor toxicidad y amplio espectro”, que son peligrosos para la población humana y el medio ambiente, además de tener residuos de mayor persistencia.
El uso conjunto de estas estrategias junto con un manejo cultural adecuado, ha demostrado favorecer el rendimiento de los cultivos comerciales incrementando, como resultado, las ganancias para el productor.
Gracias al aporte que BioBee hace a través de sus programas de control plagas, los clientes pueden cumplir con la estricta legislación europea, de EE. UU., Japón y otros países con respecto a los LMR (Límites máximos de residuos), así como también los requisitos de GAP (Buenas Prácticas Agrícolas), incluido GLOBAL GAP (un estándar voluntario requerido por muchas cadenas de supermercados en Europa). De este modo, Los productos cultivados con BioBee requieren un uso mínimo de pesticidas.
El personal de BioBee está ampliamente capacitado en el reconocimiento de plagas y sus enemigos naturales, así como en el monitoreo de insectos través de su biología y comportamiento, trabajando directamente con los productores para implementar un programa MIP a la medida que satisfaga sus necesidades específicas. Este programa personalizado se implementa con éxito bajo la supervisión y orientación continua del personal de BioBee.